Cuando esta ley en su preámbulo establece que “la educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país” deja a las claras qué tipo de educación quieren conseguir: Una ley donde lo importante parece tener mas que ver con  las estadísticas de cara a los datos de PISA, a la que no le importa dejar por el camino a quien haga falta, siendo este el alumnado con mayor necesidad de apoyo educativo, en aras a estar estadísticamente bien valorado. Una ley que rompe muchísimos años de equidad e igualdaden oportunidades de todos nuestro alumnado, una ley que refleja a las claras que la educación  es un negocio y, sobre todo, un gasto que hay que recortar como sea para que las cuentas salgan.

Desde FAPA Ágora no estamos de acuerdo ni con el espíritu ni con las formas de esta nueva ley.

Creemos que es importante que conozcas la realidad del enorme perjuicio de lo que supone esta ley para nuestra educación, la de todos, la pública, por la que tanto hemos luchado y tanto hemos  conseguido durante  más de 30 años.

Parece extraño que si el objetivo es mejorar la calidad educativa, ésta se mida partiendo de los resultados de los estudiantes y no de los niveles de inversión, número de profesores, número de centros, etc. Cuando se refiere a los distintos “talentos de los estudiantes” no lo hace para dedicar una especial atención a la diversidad, más bien parece segregación por “talentos”. Al leer y releer sobre rutas que faciliten la empleabilidad y trayectorias adecuadas a sus fortalezas y la elección de opciones, lo que se va a hacer es seleccionar al alumnado a los trece años, como si esa fuera la edad más adecuada para tomar decisiones que marcarán su vida y desarrollo como adulto. Adelantar la edad de segregación de los alumnos para decidir quién va a la formación profesional y quién al bachillerato es un grave error que solo responde, aún más, a la división social.  No se entiende la preocupación por aumentar el porcentaje de alumnos de secundaria superior que opta por el bachiller en lugar de por la formación profesional. Es escandaloso que el anteproyecto condene al fracaso escolar, es decir, a la no obtención del título de la ESO, a quienes cursen los programas de cualificación profesional. Condenarlos a no conseguir el titulo de la ESO prácticamente equivale a condenarlos a la marginación social. Otra de las propuestas estelares de la reforma es la realización de exámenes de reválida para pasar de nivel: de primaria a la ESO, de la ESO al bachiller y al final del bachiller.

El anteproyecto termina de rematar al limitar al asesoramiento las funciones del consejo escolar, en base a una pretendida “autonomía de centros” y que no es otra cosa sino laeliminación de su funcionamiento democrático. El consejo escolar quedaría, de hacer realidad este anteproyecto, relegado a funciones meramente consultivas, mientras que las decisorias pasan a ser competencia exclusiva de la dirección, esto es, de un director o directora nombrado directamente por la Administración y no elegido democráticamente por su comunidad educativa. Dicha dirección pasaría a tener poder absoluto en la toma de decisiones pedagógicamente relevantes, así como en “la gestión de personal y económica de los centros”, lo que quiebran por tanto los procedimientos de transparencia, mérito e igualdad en la conformación de las plantillas docentes. La guinda del pastel es que esto abre el camino de manera alarmante, a la privatización también de los centros públicos.

Por ello, te invitamos y te pedimos que te unas a nuestras protestas y a nuestra rebelión civil contra la LOMCE.  Acude a las reuniones, charlas y concentraciones que los colectivos sociales y de padres y madres realizamos en contra de la LOMCE.

Porque podemos, debemos y queremos decirlo muy alto: una ley que nace sin el consenso de los miembros de la comunidad educativa es una ley sin futuro. No estamos dispuestos a admitir una ley tan negativa. Por eso, hay que pararla.

Apoya con tu firma esta protesta, la educación pública necesita tu apoyo firma y únete.

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